47 Uno de los motivos de consulta más frecuentes en la farmacia comunitaria está vinculado con los problemas digestivos. Desde molestias ocasionales hasta trastornos crónicos, la cercanía y accesibilidad del farmacéutico lo convierten en un aliado clave para orientar al paciente, recomendar productos de apoyo o derivar al médico en caso necesario. Se trata de un ámbito en crecimiento, donde confluyen factores fisiológicos, emocionales y sociales que requieren una visión integral. Carmen del Campo Arroyo, vocal nacional de Alimentación del Consejo General de Farmacéuticos, señala que,“en la farmacia, se detecta que los problemas digestivos están cada vez más relacionados con el estrés, la ansiedad y el estado de ánimo”. Como la dimensión emocional está asociada al eje intestino-cerebro,“la recomendación farmacéutica debe ir orientada no solo a productos específicos para síntomas digestivos, sino a ofrecer pautas orientadas a la mejora de hábitos de vida y el manejo del estrés”. En la misma línea, Marina Codesal y Cristina Díaz, coordinadora y miembro del Grupo de Trabajo Nutrición y Digestivo de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), recuerdan que“el estilo de vida actual hace que vivamos a contrarreloj y muchas veces tengamos que enfrentarnos a situaciones que nos generan estrés o malestar”. Los cambios en la rutina, el exceso de trabajo o las épocas de exámenes pueden repercutir a nivel psicosomático. “Esto no solo se ve de forma empírica tras el mostrador, sino que tiene un respaldo científico”, manifiestan. De hecho, apuntan que cada vez hay más estudios que arrojan información sobre el eje intestino-cerebro e investigan la relación bidireccional que puede existir entre factores psicológicos y trastornos gastrointestinales funcionales. Es por ello por lo que este tipo de consultas se deben abordar “de forma integral, a través de la escucha activa y la educación sanitaria”. Recalcan que es fundamental dedicar tiempo a los pacientes, ya que, en muchos casos,“estos presentan una sintomatología difusa, incluso varios síntomas superpuestos”. Hay que hacer todas las preguntas que sean necesarias para poder obtener la máxima información posible sobre su estado de salud. “En base a esto, debemos recomendar medidas higiénico-dietéticas adaptadas a cada paciente e indicar productos de venta libre siempre que se considere necesario, explicando su utilidad y forma de administración”, añaden. Avisan de que es primordial saber identificar, durante la entrevista, síntomas de alerta que requieran derivación a otros profesionales de la salud, para lo cual los farmacéuticos se pueden apoyar en el libro de Protocolos de Indicación Farmacéutica y Criterios de Derivación al Médico en Síntomas Menores 2025, “una herramienta muy útil y práctica para ofrecer indicaciones farmacéuticas en la atención sanitaria de los síntomas menores más frecuentes atendidos en el servicio de indicación farmacéutica en la farmacia comunitaria”. Probióticos y complementos El mercado de los productos orientados a la salud digestiva es cada vez más amplio. Bajo esta categoría se engloban los medicamentos objeto de publicidad destinada al público, las tan conocidas Especialidades Farmacéuticas Publicitarias (EFP), como almagato o bisacodilo; productos de fitoterapia, como sen, cáscara sagrada, hinojo o alcaravea, o complementos alimenticios, como probióticos, simbióticos o prebióticos. La recomendación de probióticos y complementos digestivos es un terreno que requiere criterio y actualización constante.“Para poder personalizar la recomendación de estos productos el rol del farmacéutico se debe basar en una adecuada valoración de los síntomas digestivos predominantes, tales como estreñimiento, diarrea, síndrome del intestino irritable, dispepsia, etcétera”, sostiene Del Campo Arroyo. Ante signos y síntomas de alarma,“será necesario derivar al médico para valoración”. EDUCACIÓN SANITARIA FRENTE A LA SOBREINFORMACIÓN La irrupción de dietas de moda y tendencias relacionadas con la microbiota supone un reto. Kombucha, ayuno intermitente, dieta carnívora, etcétera. Con solo un clic, los pacientes tienen acceso a miles de consejos y testimonios que, lamentablemente, en la mayoría de las ocasiones no tienen respaldo científico.“La gestión de la sobreinformación debe atajarse siempre desde la educación sanitaria del paciente, ayudándolo a la evolución crítica de las noticias de impacto sobre salud y, con ello, promover decisiones saludables basadas en la evidencia”, alega Carmen del Campo Arroyo. Marina Codesal y Cristina Díaz añaden que el exceso de información y los bulos que circulan en torno a la microbiota y las dietas obligan al farmacéutico a realizar“una escucha activa” y adaptar medidas higiénico-dietéticas a cada persona, a acentuar que “lo que a unos puede resultar beneficioso en otros puede ser ineficaz o incluso perjudicial”. Además, desde el mostrador se pueden detectar situaciones que requieran una derivación a otros profesionales sanitarios, como médicos o dietistas-nutricionistas, reforzando así un abordaje integral y seguro para el paciente. La sobreinformación sobre microbiota o dietas de moda obliga, en palabras de Mª José Cachafeiro Jardón, cotitular de Farmacia La Pomar (La Felguera - Asturias), a reforzar la pedagogía. La estrategia pasa por explicar qué prácticas benefician o perjudican a la microbiota, y filtrar las dietas de moda sin demonizar ni glorificar. “No todo lo que es tendencia en redes tiene sentido para todos los organismos”, destaca. Advierte de que “la alimentación no es una religión; lo que funciona debe poder mantenerse en el tiempo”. Si no, ni es saludable ni es útil. Para Antonieta de Andrés Dirube, titular en Farmacia La Cantábrica (Astillero - Cantabria), la sobreinformación es un reto.“Cada vez más pacientes llegan con la lección aprendida de internet”, expresa. Propone escuchar, contextualizar y aportar evidencia, recordando que“el ‘microbioma feliz’ no se logra con un único alimento de moda, sino con hábitos a largo plazo”. La sobreinformación es igualmente un reto para Pablo García, divulgador sanitario en Medicadoo. Puntualiza que“las personas acuden a la farmacia con ideas preconcebidas, en muchos casos descontextualizadas, erróneas e incluso peligrosas”. Opina que, en la farmacia, “no queda otra manera que abordarla con paciencia, siempre con pedagogía e intentando reorientar la conversación hacía la evidencia, evitando el enfrentamiento directo”. La labor del farmacéutico será la de convertir esta sobre o mala información en educación sanitaria, “ofreciendo pautas prácticas que realmente mejoren la salud digestiva del paciente”.
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