93 Aunque son más frecuentes en países en vías de desarrollo, las parasitosis intestinales son patologías presentes en todo el mundo que, sobre todo, afectan a la población pediátrica. El aumento tanto de los viajes internacionales, como a las adopciones internacionales y la inmigració n procedente de países en vías de desarrollo ha ocasionado un aumento de enfermedades parasitarias en los países desarrollados en las últimas décadas, incluyendo España. Las parasitosis, entendidas como las enfermedades infecciosas producidas por protozoos, helmintos (gusanos) o ectoparasitos (como piojos o ácaros), constituyen un importante problema de salud mundial, considerá ndose que existen 3.000 millones de personas afectadas, prácticamente la mitad de la població n del planeta. Como indican la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP) en su protocolo diagnóstico y terapéutico sobre parasitosis intestinales, estas tienen una mayor prevalencia en países tropicales y subtropicales. No obstante, como se indicaba anteriormente, el aumento progresivo de viajes y adopciones internacionales también ha incrementado la incidencia y riesgo de este problema de salud en los países desarrollados. De acuerdo con la SEGHNP, en la actualidad, la parasitación intestinal es la afección más frecuente en niños inmigrantes y adoptados (25-75 %), que, con frecuencia, padecen parasitación múltiple. Por otra parte, según esta entidad, durante la infancia, el 50 % de las parasitosis se producen en niños entre uno y cinco años de edad, a los que afectan en mayor medida los protozoos Giardia lamblia y Cryptosporidium parvum. En edad escolar, los parásitos con mayor prevalencia son los helmintos Enterobius vermicularis y Trichuris trichiura. En un artículo publicado en la revista de la Sociedad Española de Quimioterapia (SEQ), J. L. Pé rez, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria; C. Carranza, miembro del Departamento de Ciencias Mé dicas y Quirú rgicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y F. Mateos, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas Hospital General Universitario de Albacete, señalan que las enfermedades parasitarias má s frecuentes son, en este orden, las geohelmintosis, las protozoosis intestinales, la malaria, las esquistosomosis y las filariosis linfá ticas. Por otro lado, las que ocasionan una mayor mortalidad son, también en orden descendente, la malaria, las protozoosis intestinales, las leishmaniosis y las tripanosomosis africanas. Según estos especialistas, algunas enfermedades son endémicas en Españ a, siendo la más frecuente la giardiosis (dentro de las protozoosis) y la enterobiosis (en lo que respecta a las helmintosis). “En las ú ltimas décadas, el incremento en los movimientos de població n (viajes e inmigració n), ha ocasionado un aumento de enfermedades parasitarias en nuestro país. Así, por ejemplo, el nú mero de viajeros a países no europeos o a Amé rica del Norte supuso aproximadamente 700.000 personas. Por otro lado, el nú mero de extranjeros empadronados en Españ a ha aumentado de forma exponencial”. Cuando la revisión se publicó en 2006, el Instituto Nacional de Estadística contabilizaba 4.480.000. En 2024, el INE registró unos 6,5 millones de personas de nacionalidad extranjera empadronadas en el censo. De hecho, esta cifra es la más alta registrada en el periodo del 2006 al 2024, según Statista. En los seres humanos, el parásito se instala en el aparato digestivo, donde puede llegar por varias vías: por el agua, las manos sucias, los alimentos contaminados con restos de heces, algunos alimentos crudos o poco cocinados (carne, pescado, crustáceos) y ciertos animales. En este sentido, entre los principales factores que aumentan el riesgo de desarrollar una infección por parasitosis intestinales, se encuentran vivir en entornos con condiciones higiénico-sanitarias deficientes, ingerir alimentos contaminados, poco cocinados o crudos, o convivir con personas infectadas o con animales domésticos que puedan ser reservorios de los distintos parásitos. En el caso de la población infantil, acudir a la guardería o residir en instituciones, sufrir malnutrición o tener el sistema inmune deprimido. En cuanto a los síntomas que provocan, estos cambian según el parásito del que se trata, si bien los más comunes son prurito (picor) anal, dolor y distensión abdominal, vómitos, diarrea y fiebre. Otros menos frecuentes son pérdida de peso, malestar, tos, alteraciones del sueño e irritabilidad. Qué es un antiparasitario El tratamiento, si es necesario, se basa en el uso de medicamentos antiparasitarios. Sin embargo, en casos como el del anisakis, puede ser necesaria la extracción del parásito por endoscopia o cirugía. Y en otros supuestos puede requerirse el uso de corticoides o de antihistamínicos. Antiparasitario es el término utilizado en medicina para referirse a cualquier fármaco o agente terapéutico destinado a eliminar o inhibir el crecimiento de parásitos que afectan al ser humano. La terapia antiparasitaria es una herramienta clave en la prevención, tratamiento y control de estas patologías, que siguen siendo una causa significativa de morbilidad y mortalidad en muchas regiones del mundo, especialmente en países tropicales y en desarrollo. En este contexto, cabe señalar que los medicamentos antiparasitarios pueden tener efectos específicos según el tipo de parásito y su ciclo vital. Por esta razón, la elección del fármaco debe estar guiada por el diagnóstico etiológico, la localización del parásito en el organismo, y factores del huésped como la edad, el estado inmunológico y la función hepatorrenal. De hecho, el uso racional de antiparasitarios es esencial para evitar la aparición de resistencia farmacológica, minimizar efectos adversos y garantizar una eficacia terapéutica óptima. Además, muchos de estos fármacos se encuentran en la Lista de Medicamentos Esenciales de la OMS debido a su impacto en salud pública. Clasificación de los antiparasitarios Como hemos comentado en el epígrafe anterior, la clasificación de los antiparasitarios depende del tipo de parásito al que se dirigen. Los antiprotozoarios actúan contra enfermedades causadas por protozoos, organismos unicelulares que pueden provocar diversas infecciones en humanos y animales. Por lo general interfieren contra funciones vitales de estos organismos, como la síntesis de proteínas y ADN, la función mitocondrial o el metabolismo del folato. Algunas patologías comunes tratadas con antiprotozoarios incluyen la malaria, la toxoplasmosis y la enfermedad de Chagas. Ejemplos de estos medicamentos incluyen el metronidazol, la Unipharma Galenicum Health Teva TOP 3 LABORATORIOS SEGÚN VENTAS EN VALORES
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