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17 María Torres (Islas Baleares) Santa Eulalia del Río es un municipio ibicenco situado en la cara oriental de la isla de Ibiza y el segundo en número de habitantes tras la capital. Está compuesto por cinco parroquias, una de las cuales es Santa Gertrudis de Fruitera, y allí desarrolla su labor sanitaria María Torres. “Recuerdo los primeros años, la aceptación de los vecinos del pueblo, lo contentos que estaban de tener por fin una farmacia cercana. Al principio no había centro médico y acudían a la botica para resolver consultas”, rememora. Y es que el rol que desempeña la farmacia rural es tan trascendental como necesario: un servicio básico imprescindible para la población. “Para mí, la vocación farmacéutica consiste en aconsejar a mis clientes según mis conocimientos farmacéuticos, pero sin perder de vista la vertiente legal que nos rige a todos”, asegura. La clientela de la botica de María es muy variada: desde personas mayores que acuden a retirar sus fármacos regularmente hasta residentes del norte de Europa que abogan por una medicina más preventiva. “Mi farmacia apuesta por un stock amplio que se ha ido consolidando gracias a la rotación, basado en las solicitudes de los clientes y en la formación constante del equipo”, explica. Sin embargo, lamenta que “la farmacia está mal considerada por los servicios médicos en general”. En este sentido, echa en falta una mayor comunicación entre médicos y farmacéuticos, pues “somos una parte muy importante de la cadena sanitaria”. Y añade: “En materia de prevención recomendamos hábitos alimenticios, campañas de vacunación, vigilamos interacciones en la medicación, observamos que las dosis y posologías sean correctas, etc.” Para María, hablar de la evolución del modelo de farmacia es hablar de muchos modelos distintos. “Cada vez hay más productos en la farmacia que complementan nuestros servicios, pero la verdadera razón de nuestro trabajo es el medicamento y todo lo que afecta a la salud de las personas o animales”, sostiene. En su caso, al ser la única farmacia del pueblo, intentan cubrir todas las necesidades de la población. Ofrecen servicios como la medida de la tensión arterial, test de glucosa y perfil lipídico. “A corto plazo no veo posibles cambios. Es muy difícil encontrar farmacéuticos y técnicos farmacéuticos para trabajar, y sin más personal no podemos asumir otros retos”, reconoce. En cuanto al futuro de la farmacia, María lo tiene claro: “No está en los servicios complementarios, sino en hacer bien lo que hacemos”. De hecho, añade, “si no ayudásemos a nuestros clientes, las consultas de Atención Primaria y las urgencias estarían sobresaturadas. La remuneración supondría un reconocimiento a nuestra labor diaria”. Con todo, las constantes bajadas de precio de los medicamentos comprometen la sostenibilidad de las farmacias con menor volumen de ventas, mientras que la política de márgenes fijos en medicamentos de precios elevados provoca la eliminación de stocks. “Son medidas que favorecen al sistema sanitario público, pero no a la economía de la farmacia”, afirma con rotundidad. El auge de las nuevas tecnologías, por su parte, tiene luces y sombras. “Me preocupa la IA y ChatGPT, que hacen que confiemos más en ellos que en nuestra experiencia”, reflexiona. Los próximos años se presentan con curvas. “Estamos siempre bajo la lupa de la Administración debido al alto gasto que suponen los medicamentos para el sistema sanitario. No se invierte mucho en prevención, y eso quizás es una de las causas por las que es tanto el gasto en medicamentos”. Y concluye con una sentencia clara: “Las diferentes líneas políticas a las que estamos sometidos condicionan nuestro futuro”. Marina Mayans (Islas Baleares) Hija del primer farmacéutico de Formentera, Marina Mayans atesora un legado familiar en torno a la botica que es, sin duda, impagable. “El primer boticario formenterano fue él y compró la farmacia en el año 1981. Lo que más me gusta de nuestra profesión es el hecho de poder ayudar a nuestros pacientes, y la mejor recompensa son esas sonrisas de agradecimiento”, asegura emocionada. La farmacia que regenta Marina tiene dos vertientes muy marcadas, como la mayoría de las boticas de la isla: en verano, un continuo ir y venir de turistas con las problemáticas estivales más habituales; y, en invierno, la atención dedicada a los pacientes residentes. “Contamos con un gran equipo muy estable que es conocido por la mayoría de la población de la isla. Esto siempre nos ha valido la confianza de nuestros clientes, que agradecen el trato familiar. Además, atendemos en seis lenguas distintas”, explica con orgullo. La farmacia, como primer agente sanitario a pie de calle, cumple una función esencial para evitar la saturación de otros niveles asistenciales. “En verano, sobre todo, ejercemos de filtro a la hora de enviar menos gente al servicio de urgencias. Por ejemplo, llamamos a la Atención Primaria o a urgencias en casos concretos para solucionar problemas de medicación con el fin de evitar que el paciente tenga que volver al centro de salud”, relata. Y es que la farmacia ha evolucionado a pasos agigantados. “Más que el modelo de farmacia, lo >>

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