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71 Formación rigurosa y continua Bajo el criterio de la boticaria, no se trata solo de tener productos específicos, sino de comprender en profundidad las necesidades reales del paciente, “desde el manejo de la piel sensibilizada hasta el cuidado de las mucosas, pasando por la prevención de efectos secundarios”. Además, “formar parte de una red de farmacias con la misma visión nos aporta respaldo, intercambio de experiencias y un compromiso compartido que trasciende la labor individual de cada farmacia”, esgrime. Hablando de la formación, la titular de la farmacia valenciana hace hincapié en la necesidad de actualización constante, dado que el cáncer “es un campo en constante evolución”. “Surgen nuevos tratamientos, nuevas dianas terapéuticas, nuevas combinaciones de fármacos... Y, con ellas, efectos adversos diferentes. Si los farmacéuticos no nos mantenemos actualizados, corremos el riesgo de dar consejos desfasados o poco útiles”. Por eso, prosigue, “es tan valiosa la formación rigurosa y continua que nos permite anticiparnos a las necesidades del paciente y recomendar con seguridad y confianza”. Oncology Academy, por ejemplo, “nos aporta una garantía de calidad, porque sabemos que los contenidos están avalados por expertos, contrastados científicamente y adaptados a nuestra práctica diaria en la farmacia”, agrega. De la experiencia de formarse con Oncology Academy, la farmacéutica destaca además “la claridad, aplicabilidad y practicidad”. “Muchas veces los farmacéuticos accedemos a congresos o artículos que son muy técnicos, pensados para oncólogos, y se nos hace difícil trasladar esa información al mostrador. En cambio, en Oncology Academy la formación está diseñada para nuestro día a día, con un enfoque muy práctico, casos reales y materiales que incluso podemos compartir con pacientes”, sostiene. De igual modo, remarca el aval de sociedades médicas y de la Fundación ECO. “Da una seguridad enorme: sabemos que lo que aprendemos no es una opinión, sino un conocimiento sólido”. Y seguridad es también el principal criterio por el que se guía la farmacia a la hora de recomendar los productos adecuados en oncología. Y es que, como recuerda, “un paciente en tratamiento oncológico tiene las defensas deprimidas, la piel alterada y una gran vulnerabilidad”. Aunque muchos ingredientes cosméticos están autorizados, aclara, “no todos son igualmente idóneos en este contexto”. “Por eso damos prioridad a fórmulas específicas, con menos riesgo de irritación y sin componentes comprometidos. Buscamos productos testados en pacientes oncológicos, que ofrezcan eficacia sin añadir cargas innecesarias. En definitiva, aplicamos un filtro extra de prudencia y responsabilidad”, asegura. Por otro lado, la Farmacia Central de Ontinyent aparece en el portal www.mapafarmaciasoncologicas.com, lo que supone “un reconocimiento y, al mismo tiempo, un compromiso”, en palabras de su titular. “El mapa visibiliza a las farmacias que hemos decidido dar un paso más en la atención al paciente oncológico, acreditándonos con formación específica y protocolos de actuación. Gracias a este recurso, muchos pacientes encuentran fácilmente farmacias de confianza cerca de su domicilio, lo que es especialmente útil en localidades pequeñas”, desarrolla. Además, considera que “estar en el mapa nos ayuda a diferenciarnos, a decir con claridad: aquí estamos preparados para atenderte con rigor y empatía”. El cáncer no entiende de geografía Por su experiencia, Isabel Rovira Serna advierte que la percepción de que hay pocos pacientes oncológicos en la farmacia es engañosa. “Las cifras de prevalencia lo demuestran: a los cinco años del diagnóstico hay unos 18 pacientes oncológicos por cada 1.000 habitantes. Eso significa que prácticamente en cualquier zona hay un número considerable de personas conviviendo con el cáncer. Quizá no vienen todos a contarlo abiertamente, quizá no siempre consultan, pero están ahí”, incide. “Y aunque cada paciente sea uno, para él la farmacia debe estar preparada al 100 %. “LA FORMACIÓN RIGUROSA Y ACTUALIZADA QUE RECIBIMOS EN ONCOLOGY ACADEMY NOS PERMITE DAR RESPUESTAS SEGURAS Y PRÁCTICAS EN LA FARMACIA COMUNITARIA A PACIENTES ONCOLÓGICOS CADA VEZ MÁS COMPLEJOS” Si decimos ‘en mi zona no hay muchos casos’, corremos el riesgo de invisibilizar a quienes sí lo necesitan”, manifiesta. Aun así, aclara que las diferencias según la zona geográfica no son tan grandes como se podría pensar, dado que “la incidencia del cáncer está bastante repartida por todo el territorio”. “Es cierto que en zonas con mayor envejecimiento de la población encontramos una prevalencia algo más elevada, porque la edad es un factor de riesgo. Pero, en general, en cualquier localidad, grande o pequeña, hay pacientes oncológicos que acuden a la farmacia”, matiza. Por eso, en su opinión, “no se trata de un tema ‘urbano’ o ‘de grandes ciudades’, sino de un reto transversal que concierne a toda la red de farmacias comunitarias”. Por eso, en lo concerniente al futuro, a la farmacéutica le gustaría imaginar uno en el que no fuese necesario un mapa de farmacias oncológicas, “porque todas las farmacias están preparadas”. “Que cualquier paciente, en cualquier barrio o pueblo, tenga la seguridad de que su farmacéutico comprende lo que está viviendo y sabe cómo ayudarle”, manifiesta. Para llegar a ese punto, cree que la clave es la formación “rigurosa, continua y accesible”. “También la colaboración con oncólogos, enfermería y asociaciones de pacientes”. “La farmacia comunitaria no sustituye al hospital, pero puede ser un apoyo fundamental en la calidad de vida del paciente”, insiste Rovira. Para terminar, lanza un mensaje a sus colegas farmacéuticos: que no tengan miedo de dar el paso hacia la especialización en oncología. “No significa que vayamos a ser oncólogos, ni mucho menos, pero sí que podemos marcar una diferencia considerable en la vida de nuestros pacientes. La oncología toca cada vez a más familias, y nosotros, como farmacéuticos, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de estar ahí, de ofrecer un consejo fundamentado y un acompañamiento humano. Cada paciente que se siente aliviado gracias a una recomendación nuestra es una recompensa que no tiene precio”, concluye. La experiencia de Isabel Rovira Serna refleja cómo la farmacia comunitaria, con formación adecuada y compromiso, puede convertirse en una verdadera aliada para los pacientes oncológicos. Su visión apunta a un futuro en el que todas las farmacias estén capacitadas para atender con rigor y empatía, normalizando un estándar de calidad que hoy ya representan iniciativas como las Unidades Hydroskin Oncology, Oncology Academy y el Mapa de Farmacias Oncológicas.

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