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| 90 Lamanera enquenos alimentamos seencuentra condicionada por multitud de factores, entre los que se encuentran las costumbres culturales, las creencias en torno a la alimentación, cómo nos han enseñado a comer en nuestra infancia o si en algún momento nos hemos alimentado en base a una dieta restrictiva. Todo ello lleva consigo el desarrollo de nuestra conducta alimentaria. Además, podemos hablar de dos tipos de hambre: fisiológica y emocional. El hambre fisiológica es aquella en la que existe una necesidad física que cubrir, poniéndoseenmarcha el control homeostáticohipotalámico, en el que se integran señales periféricas orexigénicas (promotoras del apetito) y anorexigénicas (inhibitorias del apetito), junto a señales circulantes en sangre de hormonas y péptidos gastrointestinales. Por otro lado, en el hambre emocional no hay una necesidad física que cubrir, por lo que se recurre a la comida, generalmente a alimenPor Lidia Barrajón Farmacéuticaortopeda Coach personal y nutricional tos reconfortantes ricos en azúcares y grasas, para acallar emociones desagradables como la ansiedad, la tristeza o el enfado. Pero, ¿hastaquépuntoel pacientequeacudea la farmacia conoce todo esteengranaje ydequémanera lepodemos dar unconsejonutricional que le resulte fácil de aplicar? En primer lugar, le podemos explicar las diferencias entre hambre fisiológica y emocional e informarle de que ésta última se puede consolidar en forma de hábito perjudicial para su salud. Finalmente, podemos proporcionarle herramientas que le ayuden a disminuir el hambre emocional. ¿De qué manera el hambre emocional se convierte en un hábito? El hambre emocional se constituye como hábito cuando cada vez que aparece la señal, que percibimos como desagradable, en forma de emoción, pensamiento, sensación físicaocomoasociaciónde todoello El hambre emocional: la comida como remedio para calmar emociones nutrición EL EXPERTO

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