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11 Carolina Hernández (Islas Canarias) Nuestra siguiente entrevistada vio su sueño hecho realidad en el año 2005. Fue entonces cuando adquirió su propia farmacia con ayuda de su marido, padres y amigos. “Lo primero fue informatizar la farmacia para poder optimizar la gestión. Lo segundo, modificar la distribución de los mostradores para dar una mejor atención al cliente y poder habilitar zonas para toma de tensión o peso”, nos cuenta Carolina sobre sus comienzos. Todo un cambio que emprendió siempre pensando en el bienestar y la comodidad del paciente y que ha ido ampliando con los años: “Hoy día tengo espacios específicos para todo tipo de servicios: test de glucosa y colesterol, análisis capilar, servicio de maquillaje, además de los cuidados básicos de atención al bebé e infancia, análisis facial, atención a la mujer y análisis de la piel, así como servicios de ortopedia y alquiler de ayudas técnicas”. Una botica adaptada a los nuevos tiempos en la que “nuestros clientes suelen demandar atención personalizada tanto para buscar su mediación como para ser asesorados en parafarmacia”. “No les gusta el autoservicio”, asegura Carolina antes de añadir que el valor competitivo de su farmacia es un amplio stock y diversidad de servicios, pero que todo esto “se quedaría en agua de borrajas” si no estuviera acompañado de un trato exquisito por parte del personal. Y es que no duda en afirmar que “cuidamos mucho que la atención sea personalizada: nuestra mayor dedicación, cariño y tiempo es siempre para el cliente”. Está claro que dan lo mejor de ellos mismos. Pero no solamente Carolina y su equipo, sino todos los farmacéuticos que, día a día, con su labor sanitaria, se convierten en auténticos promotores de la eficiencia del sistema sanitario: “Las farmacias en la actualidad contribuyen al no colapso de la Atención Primaria con implantaciones tecnológicas como pueden ser la receta electrónica, que evita la visita al médico”. Sin olvidar, claro está, el papel crucial que desarrolla la oficina de farmacia en la prevención, por ejemplo, “el servicio de análisis de glucosa y colesterol o el servicio de nutricionista previenen enfermedades relacionadas con hipertensión o la diabetes, entre otras”. La farmacia evoluciona a la par que la sociedad. Hoy día, el ritmo de vida acelerado que está acompañado del aumento de patologías como la depresión y la ansiedad, y la adopción de otro tipo de alimentación proclive a la aparición de diabetes e hipertensión, explican en cierta manera la demanda de los servicios complementarios. No en vano, “cada vez hay más gente que busca cuidarse y prevenir antes de tratar enfermedades. De ahí que estén al alza servicios Alberto Barrionuevo (Andalucía) Alberto pertenece a una extensa saga familiar de boticarios. Su abuelo ya ejercía como farmacéutico en Porcuna, un pueblo de Jaén, y él inculcó esa pasión por la profesión a hermanos, tíos y primos: “Allí empezó el amor por esta preciosa profesión. Luego tomé el relevo de mi padre en Málaga, y es la farmacia que gestiono actualmente”. La farmacia ha crecido con el barrio malagueño donde está ubicada y, hoy día, Alberto y su equipo atienden ya a la tercera generación de pacientes. Explica que “antes de la pandemia disponíamos de numerosos servicios (deshabituación tabáquica, AMPA y MAPA, etc.) y ahora estamos volviendo a retomarlos e incluir algunos nuevos como el servicio de nutrición”. En este sentido, reflexiona, “el coronavirus ha descubierto nuevas oportunidades para los farmacéuticos comunitarios, así como su capacidad de asistencia al paciente y su papel fundamental en la Atención Primaria”. Una farmacia que avanza hacia un carácter asistencial con más servicios innovadores como por ejemplo la realización de cribados de detección o el cribaje de cáncer de colon o VIH, que impulsan su rol esencial en la prevención. Con todo, considera que “las administraciones deberían facilitar circuitos asistenciales bidireccionales para la comunicación de los resultados de estos cribados, así como promover la participación activa de los farmacéuticos comunitarios dentro de programas de detección protocolizados”. Es preciso que la Administración sanitaria realice una revisión del potencial asistencial de la farmacia en la sociedad actual. “Entre otras cuestiones se debe revisar la cartera de servicios que se puede ofrecer, cuáles son los datos asistenciales (historia clínica) que deben ser accesibles a la farmacia o cuáles deben ser los circuitos de coordinación y comunicación desde la farmacia y el centro de salud así como entre profesionales”, reflexiona. >> como la dermocosmética, la nutricosmética o los tratamientos de relax y spa”. Para Carolina, mientras los medicamentos sigan siendo financiados por el Estado en su mayoría, “la farmacia tal y como la conocemos es sostenible”. Lo que para ella es inviable es la farmacia online. Con todo, concluye: “No veo muchos cambios a corto plazo. Los programas de gestión de receta, por ejemplo, cambiaron mucho en la pandemia para facilitar el trabajo, y por eso se han mantenido”.

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